«La gratitud es cuando la memoria se almacena en el corazón y no en la mente.»
Lionel Hampton
Esta es la historia de una niña que desde muy pequeña todo lo que vivía lo guardaba directamente en su corazón. Lo bueno, lo malo, lo emocionante, lo agotador. Todo lo que veía, todo lo que escuchaba, todo lo que hacía, todo lo que tenía miedo a enfrentar, todo lo que lograba, todos sus sueños, toda su ilusión se transformaba en emoción y ya sabes que las emociones van junto al corazón.
Hoy esa niña quiere dar gracias a la vida por haberle regalado este don tan valioso de vivir desde la emoción y seguir siempre su corazón. Ese corazón fuerte, valiente y amoroso. Esa niña tiene tanto que agradecer y pareciera que a medida que más tiempo pasa, más gratitud siente en lo más profundo de su alma. Esa niña soy yo y hoy quiero dar las gracias por todo lo vivido y por todo lo que aún me queda por vivir.
Ahora entiendo tantas cosas que antes me costaba aceptar y es por eso que empezaré dando gracias por lo difícil, por los obstáculos, por las personas que tambalearon mi mundo, que rompieron mi corazón y me hicieron dudar, por las personas que he perdido pero que me han enseñado tanto. Agradezco esa parte de mi camino que ha sido difícil de recorrer, esas tormentas que dejaron mucho que reconstruir. Todo eso me ha hecho crecer tanto, todo eso me ha hecho ser cada vez más flexible, noble, fuerte, comprensiva…
Esta mañana he salido a dar un paseo y he sentido tanta gratitud. Es bonito ver cómo tenemos el poder de transformar lo difícil en magia. Es bonito ver cómo has llegado a dónde estás. Es bonito darse cuenta que si vivimos desde el corazón todo se llena de color y de esperanza. Hoy me he dado cuenta que mi vida ha sido una montaña rusa de situaciones y emociones, de planes que han cambiado tanto que me han hecho entender que no necesitamos un plan, que solo necesitamos entusiasmo, sueños y MUCHA PACIENCIA.
Agradezco ahora sí todas las bendiciones de mi vida. Son TANTAS. Agradezco las personas maravillosas que cruzaron mi camino, que me hicieron creer en mí, que me empujaron a hacer cosas extraordinarias, que me amaron e impulsaron a ser la mejor versión de mí misma. Agradezco las oportunidades que llegaron a mi vida como obra del destino. Agradezco tener la fuerza de trabajar con pasión, con amor, con alegría. Agradezco las señales que me da la vida cuando más las necesito. Agradezco todo lo que he aprendido y sigo aprendiendo. Agradezco esas personas fuera de serie que siguen apareciendo en mi camino y me acompañan con todo su corazón.
Agradezco el sol que brilla, los paisajes que me inspiran, la música que me hace bailar de felicidad. Agradezco ser quien soy. Agradezco las risas, los viajes, las sonrisas. Agradezco las pequeñas cosas de la vida porque sumadas una a una son mi felicidad ABSOLUTA. Esa niña sigue guardando todo lo que vive en su corazón y así seguirá haciéndolo siempre, agradeciendo inmensa e intensamente cada día que pasa.
Con amor,
Ana